Aunque muchos
matemáticos griegos vivieron durante bastante tiempo en Egipto y Mesopotamia, y
de sus culturas aprendieron casi todo en un principio, hicieron algo
radicalmente original para las matemáticas: convertirlas en una ciencia
racional; es decir, en una ciencia deductiva, rigurosa, erigida sobre axiomas y
postulados evidentes.
Los matemáticos griegos se organizaron en escuelas, entre las más reconocidas están:
Escuela jónica
La escuela
jónica, con Tales de Mileto (cuyo nombre lleva un importante teorema de
geometría elemental, el Teorema de Tales), fue la primera en comenzar la
deducción matemática, hacia el año 600 a. C.
Escuela pitagórica
La escuela
pitagórica o también la itálica, que fundada por el matemático Pitágoras hacia
la mitad del siglo VI a. C., fue una asociación de iniciados. Su instituto
central de Crotona, en el golfo de Tarento, fue destruido a principios del
siglo V a. C. por razones político-religiosas. Sin embargo, la asociación
sobrevivió durante mucho tiempo, primero en Grecia y luego en Alejandría. En un
siglo y medio los pitagóricos elaboraron un primer grupo de cuatro disciplinas
matemáticas (el quadrivium de Arquitas de Tarento): la aritmética, la música (o
aritmética de los intervalos musicales), la geometría plana y la astronomía o
geometría esférica.
La escuela
pitagórica cultivaba una doctrina del conocimiento fundada sobre una
determinada concepción del número, a la vez número entero y factor de estructura.
Según algunos pitagóricos, todo ente tenía su número, sin el conocimiento del
cual el ente no podía ser conocido ni mucho menos comprendido. Según esta
doctrina, todas las razones de magnitudes debían ser razones de números
enteros.
Escuela de Elea
Estos puntos
de vista fueron combatidos por la Escuela de Elea, y su crítica tomó la forma
de las célebres paradojas de parménides y de Zenón. El descubrimiento de las
relaciones inconmensurables, tales como la diagonal del cuadrado, tomando como
unidad el lado, y la de la sección aúrea, fue para los pitagóricos un golpe
decisivo.
Las
dificultades ligadas a la existencia de los inconmensurables fueron superadas
por la teoría de las proporciones de Eudoxo, que fue un modelo de rigor
matemático. Sobrepasada de este modo la doctrina de los pitagóricos y su
mística de los números, se abrió paso la concepción platónica de las
matemáticas y la doctrina de las ideas.
A principios
del siglo III a. C. aparecieron en Alejandría los Elementos de Euclides.
Fundada en el año 331 a. C., Alejandría se convirtió rápidamente en el centro
de la cultura helénica. Allí se acogieron casi la totalidad de los que tuvieron
nombre y lugar en las ciencias matemáticas griegas, desde Euclides a Diofanto,
Papo y Proclo. La importancia de los Elementos fue enorme. Durante mucho tiempo
fijaron el ideal del conocimiento verdadero y le dieron su estructura por medio
del método axiomático. El método euclidiano comprende, en primer lugar, una
teoría general de las magnitudes fundada sobre axiomas como, por ejemplo:
"Dos
magnitudes iguales a una tercera son iguales entre sí."
La geometría euclidiana
La
construcción de la geometría requirió, en segundo lugar, cierto número de
postulados, el más célebre de los cuales es el de las paralelas, llamado
todavía postulado de Euclides. Los Elementos, al demostrar que, sobre la base
de axiomas y de postulados, puede construirse la geometría de un modo puramente
deductivo, es decir, como conjunto de definiciones y de demostraciones que se
desprenden las unas de las otras, precisaron y establecieron el método a
seguir.
Durante ese
mismo siglo III, la investigación geométrica de los griegos alcanzó su más alto
grado de esplendor con Apolonio y Arquímedes de Siracusa. Se debe a Apolonio un
gran tratado sobre las incógnitas e incluso, al parecer, un estudio de las
epicicloides. Pero, sin ningún género de dudas, el mayor matemático de la
antigüedad fue Arquímedes: el cálculo de π por aproximaciones sucesivas, la
determinación de los volúmenes del cilindro y la esfera, la cuadratura del
segmento de parábola, el empleo de los momentos estáticos y de los centros de
gravedad abrieron, de hecho, el camino a la mecánica y al cálculo integral.
El método de Arquímedes
El método de
Arquímedes se separa de la doctrina platónica. Al afán de la aplicación precisa
añadió la investigación con extremo rigor científico. Estas dos inquietudes se
encuentran, por una parte, por ejemplo, en la formulación del principio de la
hidrostática, llamado todavía principio de Arquímedes, y por otra parte en la
aplicación del método de agotamiento de Eudoxo al cálculo de áreas y volúmenes.
El ideal
platónico era un ideal de contemplación de la verdad racional, prescindiendo de
las aplicaciones técnicas. La ciencia de Arquímedes, en cambio, dio comienzo al
tipo de conocimiento propio de la ciencia moderna. Esta misma casualidad de
encuentra también en la ciencia alejandrina, con la cual Arquímedes tuvo
ciertos contactos. Así, aparecen durante el siglo II a. C. la trigonometría
plana esférica de Hiparco de Nicea, el astrónomo, y, durante el siglo I, las
investigaciones geométricas de Herón, el físico.
Deben citarse,
finalmente, para marcar la continuidad del esfuerzo alejandrino, a Nicómaco y
Menelao, en el siglo I; a Ptolomeo y su célebre sistema del mundo, en el siglo
II; las investigaciones aritméticas de Diofanto y Papo sobre las razones
anarmónicas, en el siglo III, y los Comentarios de Proclo sobre el libro
primero de Euclides, en el siglo V.
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